Con un emotivo aplauso el público recibió al “nómada”. En un escenario sobrio de la Sala Mayor del Teatro Nacional Rubén Darío, donde las luces le dieron magia al escenario, Hernaldo Zúñiga brindó el miércoles su primer concierto de una serie de tres en su visita a Nicaragua.
“Éste es un encuentro que buscaba desde hace rato pero no se había podido, igual que pasa con las relaciones interpersonales, una chavala que te gusta te da su número y la querés llamar, pero se te perdió el número”, bromeó de entrada el cantautor nicaragüense para entrar en calor con el público ansioso por escuchar el embrujo de su voz y su canto.
Poco a poco, entre canciones, Hernaldo se fue descubriendo ante los asistentes, contando con esa seductora voz la anécdota de su primer amor o declamando uno de sus poemas preferidos del uruguayo Mario Benedetti.
Es que cuando Hernaldo habla con esa voz tan masculina y suave al mismo tiempo, algo sucede alrededor, cuando declama hay algo de seducción, pero cuando canta, el embrujo es total.
Pequeños gritos y tímidos coros de los presentes no faltaron cada vez que reconocían uno de sus temas preferidos.
Así, entre pequeños sorbos de agua y cálidos diálogos del público, Hernaldo fue compartiendo cada uno de sus temas: desde los inevitablemente románticos y clásicos, hasta los más nuevos y diferentes de su disco Nómada.
Hernaldo Zúñiga seguirá compartiendo anécdotas singulares con sus compatriotas hasta hoy viernes, que se realiza el último de sus tres conciertos en el mismo lugar. Sin duda este cantautor cautivador seguirá sorprendiendo con esa voz de encanto que permanece tan perfecta como ayer.
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